Existen momentos en que la calma parece desaparecer, el entorno se vuelve hostil, la perspectiva de la vida se pierde en el horizonte, tan lejos y tan cerca de la vez; cuando el mundo te derriba y crees no poder más. Sin embargo siempre hay un dejo de curiosidad, deseas saber que hay detrás de todo ello, lo cual te lleva a experimentar la vida, esa curiosidad, ¿que vendrá delante? te obliga a continuar, a querer descubrir, y finalmente como un crío te dejas llevar; lo importante de todo ello es que, la perspectiva de un crío no es solo la de experimentar, es aprender, crecer, vivir. Esa perspectiva de los críos siempre me ha cautivado, de hecho vivo y experimento mi vida como ellos; porque a través del tiempo me he dado cuenta que es un aprendizaje funcional y menos dañino que el de muchos adultos. He querido dedicar mi vida a trabajar por los niños, hace tiempo, deseaba hacer una publicación para ellos, porque que he aprendido a ver a través de sus ojos, me es muy fácil comunicarme con ellos, convivir con ellos, ser su amiga y quizá en algunos momentos su cómplice. Hay un sin número de personas que me han dado su ejemplo para ser mejor cada día, pero el amor más puro y verdadero lo he aprendido de ellos. Los niños semejan un cristal en el que no existe la hipocresía, la mentira o el engaño, suelen ser naturales, te aceptan o rechazan abiertamente, sin tapujos. Dos de mis mejores amigos apenas tienen 5 años y me han dado gran aprendizaje de la vida, que ninguna escuela me haya dado. Por mis pequeños grandes amigos, digo, mil gracias, por existir, mil gracias a sus padres por darles la vida y hacer de ellos joyas vivientes, para que todo aquello que toquen lo conviertan. “Uno se convierte en lo que ama”. Si de pronto soy como un niño, realmente me maravilla ser comparada con seres tan puros y bellos, pero será que me convierto en lo que amo; amo a los niños, la vida y todo aquello que posea pureza, verdad y no conlleve matices de estereotipos que la sociedad demanda; aún cuando un niño es maltratado y tiene un dejo de tristeza en su mirada, siempre te otorga una sonrisa si te acercas a él, se entrega y te da lo poco que tenga. Son todas esas virtudes las que deseo no perder en el torbellino de la vida, siendo un adulto pero con el corazón de un niño; es algo que me lleva a seguir mi lucha en pro de la niñez, en defenderles, en buscar que sus derechos sean respetados y si tengo la fortuna, poder crear una institución para ayudarles a estudiar, a vivir; por supuesto a todos aquellos que no tengan los recursos para ello. ¿te preguntarás el porque?, verás, tuve la fortuna de contar con muchos “ángeles”, como les llamo a las personas mayores a las que les agradan los niños; cuando fui niña, me ayudaron, ya que tuve que cambiar mis juegos de las muñecas por muñecos de carne y hueso, cuidaba de mis vecinos, de esa forma le otorgaban una “ayuda” a mi Sra. Madre, los padres de aquellos niños. Crecí así, la orfandad por parte de mi Padre me resulto menos dura con el apoyo de mis buenos “ángeles”, sin embargo me enamore de la infancia, aunque con una corta edad ya tenía responsabilidades de adultos, combine el trabajo con los juegos; he de decirte que viví diferente al resto de los niños con los que trataba, sin embargo he sido feliz a lo largo de ésta trayectoria, pero ahora que soy adulto, no quiero se repita la historia; cada vez que tengo un niño enfrente intento hacerlo reír y jugar con él, porque un día un “ángel” me hizo feliz a mí, es mi deseo devolver lo que me dieron. Es sabido que en nuestro país más de un niño de 6 años ya se gana la vida, lavando coches, haciendo mandados, limpiando parabrisas en la esquina, cuidando de los niños de los padres que tienen que trabajar, empacando la compra en el supermercado, etc. En México, no es nada del otro mundo que tengas que pagarle a un menor por realizar alguna de estas actividades; pero he de decirte que no es lo conveniente, la máxima obligación de un niño es la de jugar; es como aprende los roles que tendrá que llevar cuando sea mayor, donde reafirmará su personalidad, carácter y gustos. Es por ello que escribo, y digo lo que me parece, finalmente somos los adultos los que llevamos a los niños a esa vida, porque aún no logramos disminuir los embarazos no deseados, porque aún aparecen niños en los botes de basura, porque aún existen “adultos” irresponsables que deciden seguir teniendo hijos en pro “de que lo manda Dios”, gente que no comprende que solo debes tener los hijos a los cuales les puedas dar la mejor calidad de vida, estudios y sobretodo amor. Los niños están llenos de ello, y es lo que más falta les hace. Como dice una canción: “¿donde están y quienes son, esos padres que los engendraron? acaso ya se olvidaron que fueron niños en el pasado, por favor ayúdenme hay que ayudar a esos pobres niños, no conocen la felicidad siempre han vivido en el olvido, por favor ayúdenme hay que ayudar a esos pobres niños, no tan solo dándoles pan, sino también dándoles cariño”; te dejo esta reflexión, quizá puedas comprender a este ser humano que desea de todo corazón que los niños vivan felices acompañados de esas personas que les ayudarán a crecer, sin violencia, sin olvido, con atención y mucho amor. Un adulto con corazón de niño que le agrada escribir y se esfuerza cada día por ser mejor. |
Wednesday, June 07, 2006
Corazón de niño
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